La Fitoterapia es la ciencia que estudia el uso de los productos de origen vegetal con finalidad terapéutica, ya sea para prevenir, atenuar o curar un estado patológico.
Se considera que en la actualidad existen más de 100.000 especies de plantas que tienen propiedades curativas. Se emplean tanto partes de la planta, lo que se llaman drogas vegetales, como extractos derivados de ellas o principios activos aislados de las mismas.
Extendido su uso desde la antigüedad y de forma tradicional, los avances científicos durante el siglo XIX dejaron su empleo en desuso. Las nuevas herramientas analíticas y de extracción hicieron de los fármacos de síntesis los productos de elección para el tratamiento de las enfermedades. Los numerosos efectos secundarios de estos fármacos así como la automedicación y el retorno de la población hacia el mundo natural ha hecho que la fitoterapia sea de nuevo una ciencia a tener en cuenta sobre todo en el tratamiento de dolencias leves o moderadas, crónicas e incluso como coadyuvante a otros tratamientos.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que fitoterapia no es sinónimo de inocuidad. Los productos de origen vegetal tienen diferentes grados de potencia farmacológica, desde los muy potentes (hojas de digital y sus principios activos como la digoxina), relativamente poco potentes (manzanilla, sumidad de espino blanco, ) o de potencia intermedia ( como la flor de árnica y la raíz de regaliz). Esto hace que en Fitoterapia se empleen los activos de actividad suave o moderada donde el margen terapéutico es amplio y los tratamientos menos agresivos. Por eso se dice que la Fitoterapia es una terapéutica suave.
Aun así como cualquier fármaco la fitoterapia debe garantizar:
-La calidad de las materias primas, controlando cada una de las fases, desde el cultivo adecuado de las plantas, la recolección y garantizando la ausencia de contaminación de las mismas.
-La seguridad. Por su uso tradicional durante siglos se puede pensar que no hay toxicidad aguda destacable pero los nuevos avances técnicos deben asegurar científicamente la actividad farmacológica de dichas plantas. Los ensayos clínicos deben asegurar su eficacia clínica así como su posible toxicidad o aparición de efectos secundarios adversos
Plantas medicinales aplicadas en la fitoterapia
Las aplicaciones de la fitoterapia más habituales en los países occidentales abarcan diferentes tipos de patologías. En trastornos psíquicos como la depresión, ansiedad o insomnio se utilizan plantas por todos conocidas como la valeriana, el espino blanco, la melisa o la passiflora.
Durante la época invernal se puede recurrir a la echinácea como antibiótico y estimulante del sistema inmune, el eucalipto con propiedades antibacterianas y utilizado en forma de vahos para aliviar la congestión, o el tomillo con propiedades expectorantes y antisépticas del sistema respiratorio. Todas ellas se emplean en resfriados, tos y afecciones de garganta.
¿Qué es el harpagofito?
No hay que olvidarse de los problemas relacionados con el aparato locomotor como son las dolencias articulares y musculares como artritis, artrosis, reuma. Aquí conviene destacar la cúrcuma con sus propiedades antiinflamatorias, analgésicas y antioxidantes; el jenjibre , un potente antiinflamatorio natural , el árnica cuyas propiedades analgésicas sirven para aliviar dolores musculares, desgarros, esguinces o el harpagofito, proveniente de igualmente con unas propiedades destacadas antiinflamatorias y analgésicas.
Las infecciones urinarias, la falta de apetito, el estreñimiento, las varices o el sobrepeso completan un amplio calendario de actuación para las plantas medicinales.
No es por tanto adecuado automedicarse con fitoterapia sino consultar siempre con un profesional sanitario antes de consumir ninguna planta medicinal.
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