Otoño e invierno son las estaciones en las que más nos acordamos de nuestro sistema inmunitario. Es entonces cuando somos más vulnerables a los virus de la gripe y los resfriados.
El sistema defensivo se encarga de identificar lo propio de cada persona y, de esta forma, eliminar cualquier cuerpo extraño, por eso cuanto más potenciemos nuestras defensas más sanos estaremos.
Mantener una alimentación adecuada ayuda a que nuestro sistema inmune esté fuerte y preparado. Algunos de los componentes que nos facilitan esta acción son:
– La vitamina C: Las frutas y verduras son las mejores fuentes de vitamina C. Entre ellas las frutas cítricas (por ejemplo: naranjas y pomelos/toronjas),
pimientos rojos y verdes,kiwi, coles de bruselas, brócoli, tomates.
–Carotenos: los encontramos en vegetales de color rojo o naranja como zanahorias y calabaza.
–Flavonoides: pimientos, chocolate, espinacas…
–Zinc: chocolate negro, semillas de sésamo…
–Omega 3 presente en pescado y otros mariscos (especialmente pescados grasos de agua fría, como salmón, caballa, atún, arenques, y sardinas), nueces y semillas (como semillas de linaza, de chia y nueces negras) o aceites de plantas (como aceite de la linaza, aceite de soja (soya) y aceite de canola)
–Probióticos . Si la flora intestinal está equilibrada el sistema inmune se fortalece.
– Debemos evitar azúcares refinados y la exposición a toxinas ya que debilitan el organismo.
Con todo no debemos olvidar otros pilares básicos como son el ejercicio físico y el bienestar emocional pues son parte esencial para que nuestro sistema inmunológico fucione correctamente. Además mejorar nuestra calidad de sueño también ayuda ya que cuando no descansamos de forma adecuada las citoquinas inflamatorias aumentan al mismo tiempo que disminuyen las células T y ambas respuestas debilitan el sistema inmune.
Así mismo es importante mantener una buena hidratación, beber entre 1.5 y 2 litros de agua al día, es fundamental.
Podemos ayudarnos de algún complemento alimenticio de venta en farmacias como la jalea real. Esta sustancia la segregan las abejas y les sirve a las larvas para alimentarse de una manera completa. Después será el alimento de la larva que se convertirá en reina y durante toda su vida su sustento alimenticio.
Aunque principalmente la jalea real está formada de agua (constituye el 60 por ciento de su contenido), en su composición también podemos encontrar proteínas y lípidos entre otros. Las vitaminas tienen gran presencia, en la jalea real encontramos sobre todo las vitaminas B1, B2, B5 y B6. También está presente la vitamina B8 en menor proporción y el ácido fólico.
Otros compuestos que la forman son minerales como el calcio, el potasio, el sodio, el hierro, el zinc, el manganeso y el cobre, así como aminoácidos, como la glicina o la serina.
Desde Farmacia y Bienestar te recomendamos Apiserum Classic, solo jalea real, o Apiserum Vitalidad si necesitas un plus ya que está enriquecido con vitaminas.
Protégete y que el invierno no te pille desprevenido!!!!